JEANEE DE SALZMANN
Editorial Gaia-Ganesha
Una de las biografías autorizadas de Gurdjieff:
George Ivanovich Gurdjieff
Gurdjieff nació en
1866 en el Cáucaso, en la frontera de Rusia y Turquía, hijo de padre griego y
madre armenia. Desde niño sintió que tenía que comprender el misterio de la
existencia humana e incursionó profundamente en la religión y la ciencia en
busca de una explicación. Encontró ambas aproximaciones persuasivas y
consistentes en sí mismas, aunque con la tendencia a alcanzar conclusiones
contradictorias, tomando en cuenta sus respectivas premisas. Llegó así al
convencimiento de que ni la religión ni la ciencia por separado podían explicar
el significado de la vida y la muerte del ser humano. Al mismo tiempo,
Gurdjieff tenía la convicción de que en la antigüedad había existido un
conocimiento real y completo que debió ser transmitido oralmente a través de
generaciones. Durante casi veinte años se dedicó a buscar ese conocimiento. Esa
búsqueda lo condujo a participar en expediciones a través del Medio Oriente y
el Asia Central hasta las montañas del Hindu-Kush, entre Afganistán y Pakistán.
Llegó así a descubrir elementos de un conocimiento
olvidado del ser que reconciliaba los
grandes credos tradicionales, al que llamó ciencia antigua, aunque no llegó a
identificar su origen ni a los que la descubrieron y conservaron. Esa ciencia
veía al mundo de la materia visible como lo hace la física moderna, reconociendo
la equivalencia de masa y energía, la ilusión subjetiva del tiempo, la teoría
general de la relatividad. Pero su indagación no se detuvo allí, pues sólo
aceptaba como reales los fenómenos que podían ser medidos y comprobados por
medio de experimentos controlados. Esa
ciencia también exploraba el mundo de los místicos fuera de la percepción de
los sentidos, la visión de otra realidad infinita más allá del espacio y del
tiempo. La meta consistía en comprender el lugar del hombre en el orden cósmico,
el significado de la vida humana sobre la tierra y, en realidad, conocer y
experimentar en uno mismo la realidad de ambos mundos al mismo tiempo. Era una
ciencia del Ser.
En 1912
Gurdjieff comenzó a reunir alumnos en
Moscú y San Petersburgo. En 1917, al momento de iniciarse la revolución rusa,
se marchó al Caúcaso y finalmente, en 1922, estableció cerca de París un
instituto para desarrollar su trabajo en una mayor escala. Durante esos años,
aportó un sistema comprensivo de ideas para introducir su enseñanza y atraer
seguidores. Después de un accidente automovilístico que casi le cuesta la vida
en 1924, Gurdjieff cerró el instituto y durante los siguientes 10 años dedicó
toda su energía a escribir su trilogía acerca de la vida del hombre, bajo el
título de Del Todo y Todas las Cosas.
Dejó de escribir en 1935 y a partir de ese momento se entregó al trabajo
intensivo con sus alumnos, principalmente en París, hasta su muerte en 1949. En
sus últimos años se refirió al estudio del sistema original de las ideas
simplemente como una etapa preliminar del trabajo hacia la consciencia. Dejó de
lado el tema de la ideas por considerarlo teórico y presentó su enseñanza en
términos de una percepción directa de la realidad.
Su obra principal,
Del Todo y de todo, fue publicado en tres series como Relatos de Belcebú a su
Nieto (1950), Encuentros con Hombres Notables (1963) y la vida es real sólo
cuando Yo Soy (1975). El sistema de ideas que enseño desde 1914 hasta 1924 fue
fielmente registrado y publicado en el libro de P. D. Ouspensky, Fragmentos de
una Enseñanza Desconocida (1949) y también en los apuntes, principalmente de
Jeanne de Salzmann, recogidos en Perspectivas desde un mundo Real (1974). Esta
enseñanza incluye los siguientes conceptos fundamentales:
La ley de las tres fuerzas (Ley de Tres). En la enseñanza de Gurdjieff,
todo fenómeno, en cualquier escala, desde lo molecular hasta lo cósmico en
cualquier mundo, es el resultado de la combinación de tres fuerzas diferentes:
la fuerza positiva (afirmación) la fuerza negativa (negación) y la fuerza
neutralizante (reconciliación). La posibilidad de unidad depende de una
confrontación de el sí y el no, y de la aparición de una tercera fuerza
reconciliadora que pueda relacionar las dos. La tercera fuerza es una propiedad
del mundo real: lo que Es y lo que Yo Soy.
La ley de octava (la ley de siete): toda materia en el universo consiste
en vibraciones que descienden hacia la manifestación de la forma (involución) o
ascienden en un regreso hacia la fuente sin forma (evolución). Su desarrollo no
es continuo, sino que se caracteriza por aceleraciones y retardos periódicos en
intervalos definidos. Las leyes que gobiernan ese proceso se encarnan en una
fórmula antigua que divide el período en el cual una vibración se duplica en ocho
pasos desiguales que corresponden a la proporción de aumento en las vibraciones.
Ese período es llamado octava, es decir compuesta de ocho. Esa fórmula subyace
en la base del mito bíblico de la creación del mundo y de nuestra división del
tiempo en días laborales y domingos. Aplicada a la música, la fórmula se
expresa en la escala musical do-re-mi-fa-sol-la-si-do, con semitonos faltantes
en los intervalos mi-fa y si-do. El movimiento interior hacia la
conciencia requiere de choques
conscientes de esos dos intervalos para poder proceder a un nivel superior, es
decir una nueva octava.
El eneagrama: el
símbolo en la tapa de este libro, un triángulo dentro de un circulo con nueve
partes iguales, expresa la ley de tres y la ley de octavas. Gurdjieff decía que
es un símbolo universal que muestra las leyes internas de una octava y
proporciona un método para conocer la naturaleza esencial de cualquier cosa
examinada en sí misma. El círculo cerrado representa la existencia aislada del
fenómeno y simboliza un proceso de eterno retorno y flujo ininterrumpido.