domingo, 19 de agosto de 2012
sábado, 11 de agosto de 2012
La Unidad de Todas las Cosas, Gurdjieff
Escribiré ahora sirviéndome a la vez de
anotaciones tomadas por algunos alumnos de G. en
Moscú y por mí en San Petersburgo.
—Una de las ideas centrales de la ciencia
objetiva, decía G., es la idea de la unidad de todas
las cosas, de la unidad en la diversidad.
Desde los tiempos más antiguos, los hombres que
captaron el contenido de esta idea, y que al
comprender el sentido vieron en ella la base de la
ciencia objetiva, se han esforzado por
encontrar el medio de transmitirla bajo una forma comprensible.
Una transmisión justa de las ideas de la
ciencia objetiva ha sido siempre parte de la
tarea de aquellos que la poseían. En tales
casos, la idea de la unidad de todas las cosas, como
idea central y fundamental, debía transmitirse
primero, y debía serlo íntegra y exactamente.
Se buscaba entonces el ponerla en formas apropiadas
para asegurar su transmisión adecuada,
sin riesgos de deformarla o corromperla. Con
este fin, las personas a las cuales estaba
destinada debían recibir la preparación
conveniente; en cuanto a la idea misma, era presentada
o bajo una forma lógica — como en los sistemas
filosóficos que tratan de dar una definición
del principio fundamental o arque, desde
donde todo nace — o bajo una forma de enseñanza
religiosa que tiende a crear un elemento de fe
y a provocar una ola de emoción, que
eleva a la gente al nivel de la consciencia
objetiva. Las tentativas, más o menos coronadas
de éxito, que se han hecho sobre uno u otro de
estos dos caminos, pasan a través de toda la
historia de la humanidad, desde los orígenes
hasta nuestros días, y bajo el aspecto de creencias
religiosas o de doctrinas filosóficas, quedan
como monumentos que atestiguan los esfuerzos
realizados para unir el pensamiento de la
humanidad al pensamiento esotérico.
Como ya lo he dicho, G. daba a las expresiones "objetiva" y "subjetiva" un sentido
especial, tomando como base la división de estados de conciencia en "subjetivos" y
"objetivos". Así, toda nuestra ciencia ordinaria, que se basa en métodos ordinarios de
observación y de verificación de observaciones, era, a sus ojos, una ciencia subjetiva;
asimismo, llamaba subjetivas a todas las teorías científicas deducidas de la observación de
hechos accesibles en los estados subjetivos de conciencia. Por el contrario, la ciencia fundada
sobre los antiguos métodos y principios de observación, la ciencia de las cosas en sí mismas,
la ciencia del Todo, era para él la ciencia objetiva.
"Pero la ciencia objetiva, incluyendo la
idea de la unidad, no pertenece sino a la consciencia
objetiva. Cuando las formas que expresan esta
ciencia son percibidas por la conciencia
subjetiva, son inevitablemente
desnaturalizadas, y en lugar de la verdad, engendran más y más
errores. Con la conciencia objetiva, es
posible ver y sentir la unidad de todas las cosas. Pero
para la conciencia subjetiva, el mundo está
fragmentado en millones de fenómenos separados
y sin conexión. Los esfuerzos hechos para religarlos,
para reunirlos en algún sistema
científico o filosófico, no llevan a nada,
porque los hombres no pueden reedificar la idea del
Todo partiendo de hechos aislados, y no pueden
adivinar los principios de la división del
Todo sin conocer las leyes sobre las cuales se
basa esta división.
"Por cierto, la idea de la unidad de
todas las cosas existe también en el pensamiento racional,
pero su relación exacta a la diversidad no
puede jamás ser claramente expresada por palabras
o bajo una forma lógica. Siempre queda la
dificultad insuperable del lenguaje. Un lenguaje
que se ha formado al expresar impresiones de
pluralidad y diversidad en estados de
conciencia subjetivos, no puede jamás
transmitir con claridad y plenitud suficientes, la idea de
la unidad, que es inteligible y evidente
solamente en el estado objetivo de conciencia.
P. Ouspensky, Fragmentos
de una enseñanza desconocida.
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